El escaparate
El escaparate sin lugar a duda es el lugar más rentable del comercio, es un vendedor incansable que enseña el producto a todo aquel que pasa junto a el, las 24 horas del dia los 365 días del año.
Actúa como reclamo, con la única pretensión de seducir al transeúnte para que pare, mire, se sienta atraído por el producto y finalmente entre en el comercio habiendo despertado su intención de compra.
El escaparate es el primer contacto que el cliente tiene con nuestro establecimiento y como se suele decir; "la primera impresión es la que cuenta". La imagen que proyectemos a través de él, será la que permanecerá en el recuerdo del consumidor para resurgir cuando este tenga una necesidad de compra. No es necesario hacer hincapié en lo importante que es que esta imagen sea la adecuada.
Todo detalle dentó de él debe ser minuciosamente cuidado y estudiado.
El color, la luz y la composicion
El color es una herramienta sorprendente, su variedad es infinita y nos aporta infinidad de posibilidades creativas. Tiene el poder de armonizar generando sentimientos placenteros o contrastar y llamar la atención poderosamente sobre el ser humano.
Según las intensidades que se utilicen o combinaciones que ágamos con ellos. Son capaces de transmitir, seguridad, tranquilidad, sosiego, alegría, nerviosismo o miedo, entre otros sentimientos.
Una correcta iluminación debe tener en cuenta la intensidad idónea y generar un ambiente determinado capaz de resaltar los objetos deseados, ayudando a direccionalizar las miradas de la persona que se encuentren frente a él.
La composición está formada por la colocación volumétrica de producto, decoración y mobiliario. Se debe trabajar para conseguir un recorrido visual optimo, que guie al cliente a recorrer visualmente el escaparate.
El producto.
El fin final de un escaparate no es otro que la venta, y lo que en ellos se vende es el producto. El producto colocado en un escaparate debe ser apetecible, capaz de despertar la necesidad de compra de la persona que lo está mirando atreves del cristal.
Es sumamente importante su buena colocación, luciendo su versión más cuidada, capaz de realzar todas sus virtudes.
Por mucho que este producto se vea arropado por una bonita decoración, la luz idónea, etc. Si se muestra de un modo erróneo, nadie recabara en él y perderá su poder de generar venta.
La decorracion.
La decoración proporciona un valor añadido al espacio del escaparate, genera ambientes que sin ella no podríamos lograr.
En la mayor parte de las ocasiones son objetos totalmente contrarios a los productos que están a la venta en el establecimiento y su función es acompaña al producto y recrear escenas que hagan que el transeúnte se sienta atraído, generando así el primer impacto y haciendo que gracias a ellas acabemos fijándonos en el escaparate y parando a ver el producto.
Los materiales y objetos que se emplean para ello son de lo más variado, y son tan amplios como la imaginación de su creador, como único requisito, se ha de conocer los materiales. Para un correcto uso de la decoración no podemos olvidar su función, la armonía entre ellos y el producto son primordiales. Su elección debe ser acorde con la imagen que deseemos proyectar del establecimiento.
La imagen global del escaparate es por tanto una conexión entre todos los aspectos fundamentales vistos anteriormente, la guinda será la creatividad del escaparatista.
Hay tantos modos de trabajar un escaparate como ideas puedan surgir al creativo, y todos correctos si cumplen con su principal función. Hacer que el transeúnte se sienta seducido por él, decida par, mirar quedando despierta su necesidad de compra.
El éxito de un escaparate viene precedido por un buen trabajo previo. Nada se debe a la casualidad, y menos en el ámbito comercial, todo producto o marca que triunfa lleva detrás una alta dosis de esfuerzo y profesionalidad, sin el cual no hubiera sido así.